Si lo pensamos, en el origen de todo agente hay un prompt. Así que, en realidad, todo empieza con una pregunta, una necesidad o una curiosidad expresada en lenguaje natural: “Quiero un asistente que revise mis contratos antes de enviarlos” o “¿Y si tuviera un agente que redacte posts para redes sociales con el tono de voz de mi organización?”… Durante mucho tiempo, esa frase habría terminado ahí: como una idea interesante, pero irrealizable sin recursos técnicos. Hoy, gracias al avance de la IA generativa, ese prompt puede convertirse en un asistente funcional en solo unas horas.
Del experimento a la solución
El viaje de un agente exitoso sigue una curva parecida al desarrollo de producto ágil, pero con sus propias particularidades:
-
Ideación prompt-first: se parte de un problema expresado en lenguaje natural.
-
Iteración sobre comportamiento: se ajusta el lenguaje y la memoria del agente.
-
Conexión con sistemas reales: integración vía APIs o flujos de trabajo.
-
Escalado y gobierno: paso de asistente individual a red de agentes de la organización.
¿Qué hace que un agente pase de “experimento” a “asistente confiable”?
Lo cierto es que muchos agentes mueren jóvenes 😅 Para llegar a ser una pieza estratégica, necesita cumplir con tres condiciones:
-
Utilidad: que resuelva una necesidad real y concreta (más allá del “wow”).
-
Fiabilidad: que sea coherente y comprensible para los usuarios para los que fue ideado.
-
Escalabilidad: que pueda adaptarse a distintos contextos sin rehacerse desde cero.
Casos que lo están consiguiendo
En un piloto reciente con equipos internos y colaboradores (una especie de “mini Agentathon”) ya hemos visto cómo un simple prompt puede transformarse en una herramienta viva que asiste en el día a día a equipos reales:
-
Agentes que transforman propuestas comerciales en tiempo real.
-
Asistentes conversacionales que apoyan el onboarding de nuevos empleados.
-
Herramientas inteligentes que asisten a líderes en la toma de decisiones con datos procesados al instante.
Son asistentes destinados a integrarse en el flujo operativo de las empresas.
Un buen asistente no se limita a responder
Es cierto que del prompt, al asistente que se comporta como un compañero/a más hay un camino… pero nunca hemos estado tan cerca.
Los agentes exitosos no nacen como tales. Se ajustan y se escuchan. Si antes el reto era tener habilidades técnicas, hoy el reto es tener una buena idea, una intención clara y la disciplina de iterar para mejorar.


¡Suscríbete a nuestras RRSS!
