Que el deporte está lleno de valores muy marcados, como la superación, el esfuerzo, la perseverancia, el espíritu de equipo, la competitividad, el liderazgo, etc., es algo que todos aceptamos y sobre los que podemos tener más o menos afinidad.
Sin embargo, lo que este fin de semana he tenido la suerte de ver en la Copa del Rey de Triatlón celebrado en Canet den Berenguer me ha conmovido. Y no he podido evitar el hacer el paralelismo entre los valores clave que allí estaban a flor de piel y los que yo quiero (y por suerte creo que disfruto) en las empresas a las que pertenezco.
Simplificando mucho, en la competición contrarreloj por equipos salen 6 miembros, y tienen que llegar como mínimo 4, con una separación máxima de 30 segundos, después de haber pasado por la prueba de natación, bici y carrera.
Sacrificio en pro de la causa y del equipo
De los 6 miembros que comienzan, 2 de ellos se «sacrifican» o «consumen» en hacer de liebres y tirar del equipo tal como hayan planificado en su estrategia.
Pienso que la misión de estos miembros del equipo transpira generosidad, compromiso, sacrificio, liderazgo y espíritu de equipo. Ellos, y el resto del equipo, saben que la victoria lo es de todos o de ninguno, sea cual sea su misión dentro del equipo.
El equipo, como una piña, colabora y llega junto
Lo que más me impresionó fue comprobar como uno o dos miembros de cada equipo ayudaban al miembro más débil del equipo durante toda la carera; ya fuera con ánimos, con proclamas de exigencia, empujando con una mano en la espalda o incluso tirando del dorsal…
Una vez más, se constata que en un equipo la victoria es del conjunto y que el más flojo marca la diferencia y puede acabar siendo o bien un lastre o bien el elemento decisor clave. En cualquier caso, era impresionante ver cómo se cuidaban y animaban los unos a los otros.
Entusiasmo
Solo había que palpar el ambiente, o comprobar con los pobres medios que habían llegado de toda España algunos de los deportistas participantes. Todo lo que había ahí era pasión e ilusión (y buen-rollismo del que no se ve en los deportes que mueven tanto dinero). Solo una dosis tan elevada de entusiasmo puede vencer todas las barreras que levanta un deporte tan exigente en un entorno tan poco facilitador.
Esfuerzo y sacrificio
Y por último, otra familia de valores evidente es el esfuerzo y sacrificio que implica este deporte. Una prueba tan dura y exigente requiere de mucha preparación, trabajo, capacidad de superación, constancia y resistencia mental y física.
Quién no es mentalmente consciente de ello, quien no se prepara lo suficiente día a día, no puede ni plantearse participar.
En la empresa y los valores
Compromiso, espíritu de equipo, pasión son mis valores preferidos que pude palpar allí este fin de semana, pero también había mucho de sacrificio, perseverancia, superación, competitividad o liderazgo. Todos, valores clave para muchas empresas (como lo son algunos para ENCAMINA o ENTRESISTEMAS), pero que no son suficientes para ganar la competición (hace falta además mucho talento, estrategia, preparación, medios, trabajo de base, y un largo etc.).
Sin embargo, y pese a que los valores no son suficientes para ganar la competición, sí son imprescindibles para lograrlo, y cualquier miembro que no comparta los mismos valores que su club y equipo, sin duda no tiene cabida en ese club y equipo. En la empresa, la misión nos aclara que sentido tiene nuestra existencia, la visión nos inspira en lo que queremos ser de mayores, y los valores nos hablan del sustrato más profundo, casi espiritual, de cómo vamos a conseguirlo.
Se tengan por escrito y enmarcados o ni se hayan planteado nunca, los valores siempre están ahí, como en el deporte.
Mi enhorabuena a todos los deportistas y todos los profesionales que saben y disfrutan dándolo todo, siendo fieles a su empresa/club, a su equipo y a su misión en la vida.