Decía Daniel, un hombre que yo consideraba sabio de la vida, a la vez que empresario muy experimentado: «cuando sopla viento, hay que aventar» (una versión reducida del refranero castellano «Cuando el aire sopla de buen lado, aventar ligero y aprovecharlo«).
Y nos lo decía cada vez que le comentábamos que teníamos mucho lío o mucho trabajo puntualmente o teníamos que cancelar algo personal por el trabajo. Su explicación era sencilla: nunca puedes tener la certeza de cuando volverá a soplar el viento (trabajo en abundancia), así que es ahora cuando hay que aprovecharlo y no dejarlo pasar.
Este buen consejo, que aceptaba y en el que sigo creyendo, tiene más sentido que nunca en el momento actual cuando las ráfagas de aire son muy poco frecuentes e incluso lo habitual es la calma enfermiza.
Sin embargo, tampoco es trivial el peligro de que el viento sople intensamente durante un tiempo, ya esto puede acabar en lo que solemos llamar «morir de éxito» en muchos casos…
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