Ese día que recibes dos malas noticias, descubres un problema, tienes un enfrentamiento y te duele la cabeza como nunca. Ese día estás “tocado”.
Estar “tocado”, estar “plof”, estar “abajo”, es un estado indeseable para cualquier líder porque es lo que acabas transmitiendo a tus compañeros, a la organización, a tu pequeño mundo, y eso puede provocar una espiral de caída libre.