Creo que hay un momento crítico en la evolución de un emprendedor en el que pasa de ser el más «listo» de su proyecto, a estar rodeado de gente más «lista» que él. Bueno, sin duda hay muchos momentos críticos, pero este es una gran prueba de fuego.
Ese bendito momento, ese gran momento, hay que saber llevarlo, aprovecharlo y disfrutarlo, porque significa en si mismo la consolidación y el éxito de tu proyecto, y de ti mismo, ya que de alguna manera has conseguido superar tus propias limitaciones.
Sin embargo, es posible que el ego te gaste la mala pasada de querer seguir siendo el más «listo» del proyecto, y acabes rehuyendo de ese talento, o no dándole hueco a tu lado, o negándolo, o sometiéndolo para poder seguir creyéndote el «más» del lugar.
Siendo un poco condescendiente, hay que compréndelo o comprendernos: «si soy el que ha parido esto, ¿Cómo no voy a seguir siendo el que sabe más de todo lo que aquí se mueve?»
Como empresario, si eres capaz de entender que tu trabajo pasa más por la visión, el liderazgo, la motivación y el empuje del proyecto, en lugar de ser el que más sabe de cada materia dentro del proyecto (y creer que tu criterio es el bueno por derecho divino), entonces has dado un gran paso.
Estoy seguro de ello y creo disfrutar de las mieles de poder sentir como estoy rodeado por personas que saben más que yo de muchas cosas, y que hacen mejor que yo todavía más cosas.
¡Bufff! del pobre emprendedor o empresario (y de su empresa) que no sepa dominar su ego y ascender a ese siguiente nivel.
Profesionales limitados por su ego
De la misma forma, creo que cualquier profesional debe aspirar a trabajar con los mejores profesionales, incluso mejor si son superiores a él, en varios o muchos aspectos. Cualquier buen profesional debe superar su ego y aspirar a aprender de lo mejor de su entorno. Contra más mejor. Y contra más «talentoso» sea tu compañero, mucho mejor.
El ego, o la versión «castiza» en forma de cabezonería, es tu peor aliado en la mejora y enriquecimiento profesional. Por desgracia, contra más orientada está una empresa a la economía del talento, y más densidad de él consigue concentrar, mayores serán los problemas que de este tipo que se darán.
La pregunta o el temor en todos los casos es: «yo estoy seguro de que soy muy buen@ y si reconozco que mis compañeros tienen mucho que enseñarme, y me dejo enseñar, ¿dónde quedo yo?». La respuesta es brutal: vales lo que la media de los compañeros que te rodean. Si el equipo que te rodea es «mediocre», algo parecido eres tú. Y si son unos cracks, estarás muy cerca de ello (… eso, si lo sabes llevar bien).
La generosidad del talento, pasa en primer lugar por el reconocimiento de los demás, antes que de ti mismo. Y un valor como el del espíritu de equipo exige, todavía más, el exterminio del ego dentro de la empresa.
No hay más fortuna que trabajar con gente de talento, que comparte tus valores, en un proyecto o misión que valga la pena. Si tienes esa posibilidad, que no te arruine el viaje tu ego, cabezonería o temores de macho/hembra alfa.
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Yo lo intento, ¿y tú?
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