Estamos repitiendo continuamente el mensaje de que es necesario relacionarse con el cliente usando ambas manos, la derecha para ofrecer un servicio de calidad, en plazo, y según los requisitos del cliente y la izquierda para que este servicio sea además percibido como de valor añadido y que el cliente disfrute de una experiencia realmente enriquecedora con ENCAMINA, independientemente del resultado del servicio desde el punto de vista técnico.
Esta enfoque desde la prestación del servicio, lo estamos implantando a través de la metodología METACOLA. Esta metodología pretende que pongamos en marcha un serie de prácticas que nos permitan tener un valor diferencial en el mercado por el cual lo clientes pagan el precio que merece.
La excelencia en la prestación del servicio, no exime de la excelencia técnica, esta es imprescindible, pero sin olvidar que es lo que se percibe lo que hay que sublimar para que esa percepción sea realmente excepcional.
No voy a desarrollar la metodología, para eso ya está ella misma, pero si reforzar algunas ideas:
– La importancia de la percepción. Somos lo que sentimos, y sentimos lo que percibimos.
– Seamos coherentes con nuestros valores, ellos deben guiar nuestra conducta diaria.
– Hagamos tangible nuestro trabajo. Es necesario que lo que hacemos sea notado por el cliente; comunicar, informar, documentar, comportarnos, ayudar, proponer, dejar por escrito…
– Comunicar, siempre, ante la duda, cuando sean necesario, cuando haga tiempo que no se haga.
– No me des problemas, dame soluciones.
– Imagen y actitud positivas
En definitiva, hacer las cosas que sabemos que debemos hacer, porque de ello depende nuestro futuro. Estoy seguro que la interiorización y el cambio conductual hacía estas prácticas, junto con otros mil detalles, garantizará el éxito. Démosle la importancia que merece.
Esta enfoque desde la prestación del servicio, lo estamos implantando a través de la metodología METACOLA. Esta metodología pretende que pongamos en marcha un serie de prácticas que nos permitan tener un valor diferencial en el mercado por el cual lo clientes pagan el precio que merece.
La excelencia en la prestación del servicio, no exime de la excelencia técnica, esta es imprescindible, pero sin olvidar que es lo que se percibe lo que hay que sublimar para que esa percepción sea realmente excepcional.
No voy a desarrollar la metodología, para eso ya está ella misma, pero si reforzar algunas ideas:
– La importancia de la percepción. Somos lo que sentimos, y sentimos lo que percibimos.
– Seamos coherentes con nuestros valores, ellos deben guiar nuestra conducta diaria.
– Hagamos tangible nuestro trabajo. Es necesario que lo que hacemos sea notado por el cliente; comunicar, informar, documentar, comportarnos, ayudar, proponer, dejar por escrito…
– Comunicar, siempre, ante la duda, cuando sean necesario, cuando haga tiempo que no se haga.
– No me des problemas, dame soluciones.
– Imagen y actitud positivas
En definitiva, hacer las cosas que sabemos que debemos hacer, porque de ello depende nuestro futuro. Estoy seguro que la interiorización y el cambio conductual hacía estas prácticas, junto con otros mil detalles, garantizará el éxito. Démosle la importancia que merece.