Tras 11 años, 7 meses y 8 días ocupando las oficinas del número 76 de la Avda. 9 d’Octubre, hoy empezamos una nueva etapa con unas nuevas oficinas, más amplias, más funcionales, más soleadas, mejor situadas y que nos ofrecerán la oportunidad de dar otro salto de calidad en nuestra carrera hacia el futuro.
No es un buen momento económico, el entorno no acompaña, los clientes hay que buscarlos debajo de las piedras, es difícil conseguir crédito
para siquiera seguir funcionando en el día a día, cuesta cobrar, inmersos en la cascada de impagos y demoras que nos salpica a todos en mayor o menor medida.
No obstante confiamos en nosotros mismos para poder tirar adelante el ilusionante proyecto en el cual ENCAMINA y nuestros hermanos de ENTRESISTEMAS estamos embarcados y que pasa ineludiblemente por ser un poco mejores cada día.
Atrás quedan casi 12 años de trabajo en una oficinas que hemos exprimido al máximo, primero equipándolas casi desde cero, cableando,
pintando y amueblando y poco a poco llenándolas de ilusión y de proyectos, de personas y de reconocimientos.
Ha habido noches sin dormir y madrugones, risas y llantos, celebraciones por los éxitos y fracasos frustrantes, hemos cantado mil cumpleaños felices en el office que parecía el camarote de los hermanos Marx y hemos sudado la gota gorda por el calor en la sala/sauna de reuniones. Hemos tenido romances y rupturas, bodas y nacimientos, han pasado por allí montones de personas que, cada cual a su manera, ha ayudado a construir un poco de lo que hoy somos.
Hemos soportados ruidos y obras, atascos y zonas azules. Hemos sufrido los una y mil veces repetidos villancicos del colegio Cervantes y
salivado con los guisos de puchero y el arroz al horno de la vecina del primero. Nos hemos quedado encerrados en el estrecho ascensor, lento y claustrofóbico que nos subía y bajaba como como sardinas enlatadas.
Cambiamos las vistas de los chalets azules y la gerencia de Altos Hornos desde el norte, por otra perspectiva desde el sur, un poquito más
cerca del mar, porque en esta nueva oficina, como en la vieja, también se llega a ver el mar.
Estos días haciendo la mudanza, y eligiendo los muchos papeles que había que tirar aprovechando el traslado, han pasado ante mil
documentos de clientes y proyectos, manuales de todo tipo, productos que hemos construido o hemos trabajados, hojas mil veces arañadas de análisis y código, de pruebas y diseños.
Lo errores cometidos en estos muchos años, ya no pueden corregirse, no podemos dar marcha atrás al reloj, pero en este caso aprovechamos para darle de nuevo cuerda al reloj.