Toda organización y toda marca tiene una promesa, un claim, un grito de guerra que trata de sintetizar al máximo la esencia de esa marca. En el caso de ENCAMINA es “Piensa en Colores” y me gustaría refrescar por qué.
Ya no estoy seguro (porque hace casi 10 años), pero creo que este claim se parió entre Belén Sanz, Alberto Gómez, Teresa Cebrián, Núria Aznar y un servidor (pido perdón a quién me haya dejado olvidado). Y nos ha servido de bandera y de referencia con acierto en infinitas ocasiones hasta hoy.
La definición oficial de “Piensa en Colores” dice algo así como: “Es la actitud fresca, optimista y comprometida que utiliza el ingenio y la creatividad para encontrar soluciones de tecnología y talento que mejoren el presente de las personas, la empresa y nuestra sociedad”, pero hay mucho más.
PIENSA EN COLORES se descompone en:
- Una parte analítica “PIENSA” que representa muy bien la mayor parte de nuestra actividad y propuesta de valor: tenemos mucha materia gris en ENCAMINA, mucho talento y entregar conocimiento en forma de soluciones sobre tecnología muy avanzada requiere de mucho “PENSAR”, cosa que nos gusta.
- La parte “EN COLORES” representa de forma más emocional y actitudinal, con un poco de disrupción en forma de una cierta sinestesia, nuestro espíritu optimista, positivo, diverso, creativo, fresco (sobre todo para ser una ingeniería con una componente friki súper importante de la que nos sentimos orgullosos).
Y el tiempo verbal con la dualidad de
- Presente de indicativo (ENCAMINA Piensa en Colores) para constatar nuestra forma de hacer y de ser, pero también…
- en forma de imperativo, para explicar nuestra invitación a los demás (clientes, partners, sociedad,…) a hacerlo así, porque es realmente beneficiosa para tod@s (personas y organizaciones).
Respecto a nuestros 6 valores corporativos este PIENSA EN COLORES se soporta, sobre todo, en CREATIVIDAD, PASIÓN e INICIATIVA.
Ese nuevo claim, hace casi una década, nos llevo a una evolución del logotipo en su conjunto desde un muy correcto logotipo ideado por Ibán Ramón:
a un
pasando por un desafortunado (pero necesario para transicionar):
¿Cómo dirige el PIENSA EN COLORES nuestro día a día?
Cuando tratamos de encontrar una solución a un problema, cuando queremos comunicar cualquier cosa, cuando tomamos una decisión, cuando hacemos un fichaje, etc., etc. suele haber alguien cerca de nosotros filtrando si de verdad eso que estamos pensando o haciendo es, o no es, «PIENSA EN COLORES».
Por ejemplo, un colaborador externo nos propuso hacer un vídeo para nuestro 20 aniversario con un toque muy épico y motivacional que esta época COVID19 parecía que reclamaba y a mi me gustó la idea, pero mi compañera me lo tumbó porque eso era demasiado “corriente” y muy poco PIENSA EN COLORES. Así que acabamos haciendo algo probablemente opuesto a ese espíritu “ganador”, apelando mucho más al de resiliencia:
Otro ejemplo menos obvio (asumiendo que en marketing es más fácil pensar en colores) es el de un compañero cuando me decía esta semana que había resuelto un problema de desajuste presupuestario de un cliente respecto a sus necesidades reales a base de reducir allí, reconducir un recurso de allá, aprovechar una partida no consumida del año pasado, junto a unas ayudas externas y 5 fligranas más hasta encontrar una solución win-win para un cliente que estaba realmente angustiado… Inicialmente mi posición era la de “habrá que reducir el alcance al presupuesto disponible, aunque quede incompleto”, pero tuve que decirle a mi compañero: “¡lo tuyo sí es pensar en colores!”.
A veces no damos con la idea, el diseño o la decisión “Piensa en colores” porque no siempre es fácil o porque no estamos suficientemente inspirados, pero realmente sentimos que PENSAR EN COLORES es algo maravilloso que hace el bien, aporta valor y divierte, y por ello sigo invitando a todo el mundo que (le llames como le llames) PIENSA EN COLORES.