Viendo el último partido de mi amado equipo Club Balonmano Fertiberia Puerto Sagunto caí en varios detalles que por ser habituales, me había despistado de su importancia. Me refiero a cómo varios jugadores (de la élite del balonmano nacional y por tanto del mundo) hacían en el partido cosas que no les correspondía, con absoluta normalidad.
Me di cuenta como el portero suplente, lejos de sentirse celoso y rivalizar con el portero titular, le ofrece agua en cuanto el primer portero tiene un momento para acercarse a la banda. O cómo uno de los jugadores tomaba el mocho de las manos de los jóvenes auxiliares de pista para secar el parqué él mismo, con más vigor, durante la interrupción del partido. O cómo un jugador del banquillo le acercaba una toalla al titular mientras salía al cambio de ataque-defensa, o animaba a gritos a sus compañeros en la pista.
Todas son tareas que no forman parte de lo que se le exige a un jugador, y que desde luego no son en las que éste aporta mayor valor al encuentro. Entonces, ¿debería hacerlas o no?
En muchas ocasiones el portero suplente tiene la oportunidad de salir a cubrir un mal día del titular, o a sufrir el probable gol de penalti. Ahí es donde puede aportar su verdadero valor, pero en esos otros momentos donde no tiene que estar dándolo todo en su función clave, lo sigue dando todo por el equipo, olvidando su ego y sus celos, olvidado cualquier resquicio de altanería o rigidez mental, apoyando dónde y cómo puede.
Hoy una excelente profesional de mi equipo dudaba si debía asumir tareas que no eran las suyas porque eso la alejaba de hacer muy bien las que sí le competían. Creo que esta es una reflexión coherente y llena de sentido común, pero también creo que hay algo superior a maximizar la excelencia o eficiencia de tu desempeño, y es trabajar en pro de la excelencia y eficiencia del equipo.
Sin duda, uno solo va más deprisa, pero en equipo llega más lejos.
En mi opinión, como le decía hace unos días a un directivo, no creo que se trate de qué puede hacer la empresa para dar sentido a tu puesto de trabajo, sino qué puedes hacer tú por la empresa para que fluya y tenga sentido el trabajo de todos, y después el tuyo propio.
Tengo la fortuna de trabajar con muchos compañeros y compañeras que me dan lecciones todos los días en esta dirección, y cualquier que tenga la misma suerte que yo de trabajar con Olupianez (por ejemplo), sabe perfectamente a qué me refiero…
No quiero generalizar mi opinión para cualquier organización, pero para una que tenga entre sus valores (y fortalezas) el equipo, la iniciativa y la flexibilidad, si hoy además del pronto, me toca pasar el paño, por el bien de todos lo paso sin dudarlo (y confío que los demás también lo harán).
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