Parece que el dolor de huesos se da en dos momentos antagónicos en nuestra vida. Tanto cuando estamos creciendo y desflorando como adultos, como cuando envejecemos.
Las empresas, como organismos vivos, también parece que pueden sufrir ese mismo dolor.
He tenido el privilegio de visitar, en nombre de ENCAMINA, el datacenter de Microsoft en Dublín, y eso nunca te deja impasible.
Obviamente, durante mis años en el sector, he visitado muchos y muy buenos datacenters. ¿Qué es lo que me ha impresionado de este?
Viendo el último partido de mi amado equipo Club Balonmano Fertiberia Puerto Sagunto caí en varios detalles que por ser habituales, me había despistado de su importancia. Me refiero a cómo varios jugadores (de la élite del balonmano nacional y por tanto del mundo) hacían en el partido cosas que no les correspondía, con absoluta normalidad.
Siguiendo con la serie de posts «divinos» dedicados a cambiar el mundo (…debe ser uno de los síntomas de la crisis de la edad que me toca cumplir, ¡por suerte!) quería compartir una intervención a la que tuve el honor de ser invitado por ESIC en una charla sobre emprendedurismo.
La charla acabó titulándose «Un papel importante en el destino del mundo», y cuento cómo grandes personas y profesionales, desde pequeñas empresas, también estamos cambiando el mundo (en este caso, desde el ejemplo de #ENCAMINA):
No quiero saber la cantidad de veces que me unos u otros me habrán tomado por marciano trasnochado cuando me han oído hablar de mejorar el mundo con nuestro trabajo diario, de hacer historia (seguro que Carlos lo ha pensado hoy).
Si es verdad que los líderes mundiales, los gurús, los poderes fácticos, las estrellas y famosos, los genios… son los que logran un impacto deslumbrante en el discurrir de la historia. Y si es verdad que son Microsoft, Google, Facebook, Amazon, Siemens, Samsung, etc… las empresas que lideran la aceleración de este mismo mundo. Entonces, ¿dónde quedamos las personas “normales” y las empresas “invisibles”?
Hugo de Juan, PhD
CEO de ENCAMINA
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