En el mundo de la empresa, vivimos en tendencias y estados de ánimo que suelen estar enmarcadas dentro de un ciclo senoidal, a veces positivo y a veces negativo. Eso significa que hay momentos en los que el viento sopla a favor, las cosas fluyen mejor y se cosechan resultados superiores, y momentos en los que ocurre todo lo contrario.
Cuánto dura cada fase del ciclo, qué provoca el cambio de tendencia, cómo se acelera, etc., … si lo supiera con certeza lo contaría en otro post (pero en este me gustaría hablar de nuestro momento actual).
Hace poco más de un par de años, hacía reflexión en un post sobre uno de esos ciclos malos del que habíamos comenzado a despegarnos. Cuando lo leo, me sigue generando ansiedad.
Hoy, sin embargo, se puede decir que en ENCAMINA estamos viviendo un momento dulce: Recibir premios y reconocimiento como empresa, crecer en talento tanto en cantidad como en calidad, ganar algún contrato prometedor, entregar con éxito proyectos que eran súper exigentes, recrearse con estar a la última, aprobar los números mes a mes durante varios meses seguidos, ir logrando objetivos estratégicos, disfrutar de un ambiente fluido y alineado con los valores corporativos,… son indicadores de que estamos en ese lado positivo del ciclo empresarial. Y doy GRACIAS a nuestro equipo, a nuestros clientes, a nuestros partners y proveedores, por poder estar diciendo esto del momento dulce, hoy (y mientras dure).
Cuando las cosas van bien hay que pararse un poco a saborearlo. Hay que celebrar todo lo bueno y hay que felicitarse…sin duda. Pero un minuto después hay que salir corriendo y ganar más velocidad. Es en este momento “saludable” cuando se pueden afrontar cambios de calado estratégico, cuando se puede invertir en E+D+i, cuando hay que construir, cuando hay que consolidar posiciones… Y sí, seguir apretando no como antes, sino más.
Y entonces es cuando Cristina apunta (con buena parte de razón): “Hugo, ¡cuando las cosas están feas nos toca apretar, y cuando las cosas están mejor, dices que toca apretar más!…algo no me cuadra”. Y sin embargo así es, porque en el mundo de la empresa para sobrevivir es necesario correr mucho, y si quieres progresar correr mucho mucho más.
Crecer significa nuevas necesidades de financiación, más estructura y equipo a mantener, más compromisos a satisfacer, más inversiones asociadas al crecimiento (infraestructuras, oficinas, equipamientos, etc.). Y pese a que hoy estamos es esa fase dulce, lo cierto es que cada mañana lo tienes todo por demostrar, cada día te examinas delante del cliente, cada mes delante de la cuenta de explotación, cada año pasas reválida en el mercado, y desde luego nunca resultados pasados aseguran rendimientos futuros.
Que las cosas estén en positivo no significa que sean nada fáciles, ni que podamos caer en el optimismo gratuito, sino que tenemos una posición privilegiada para seguir adelante con más fuerza.
Cuando las cosas van bien…toca remar más deprisa
En conclusión, opino que debemos ser agradecidos. Debemos disfrutar y celebrar todo lo bueno, siempre que podamos. Tenemos que tomar la energía positiva como combustible para los próximos retos. Y hacer que los éxitos pasados eleven nuestro listón a futuro.