Son tiempos revueltos, y muchos nos preguntamos donde estarán seguros nuestros ahorros, o si nuestro piso va a mantener su valor o habremos hecho una compra desastrosa de algo que cada día baja de precio y nos sabemos cuando va a dejar de hacerlo, pese a que la deuda ya supera el precio de la vivienda, cuando hasta hace unos meses la revalorización nos dejaba boquiabiertos mes a mes. Aquí me acuerdo de la Paradoja del Propietario que demuestra que cada vez que suben los precios el propietario pierde y al revés, pese a creer justo lo contrario, pero esa es otra historia.
A raíz de un comentario a mi anterior entrada, donde se cuestionaba si valía la pena el esfuerzo de formarse, he reflexionado sobre una de las inversiones más estables del mercado, que por supuesto no aparecen en las revistas de inversión, ni en las páginas salmón de los periódicos. Esta inversión, por inmaterial, y por tanto intransferible, no tiene un buen mercado, o sí, ahora lo veremos.
Me refiero por supuesto al capital intelectual, no se puede traspasar a terceros, pero se puede hacer uso de él y se puede alquilar, con la increíble ventaja de que no se pierde en la transacción, más bien al contrario se suele incrementar.
En estos tiempos difíciles, invertir en uno mismo, en esos intangibles que no pueden perderse suban o bajen los mercados, es un valor seguro. Yo no sé si el mercado inmobiliario tardará 1 año o 10 años en recuperarse, y recuerdo que en Japón tardaron 14 años en volverse a elevar los precios de las viviendas tras el colapso de la burbuja en 1990. Tampoco sé si mi banco quebrará llevándose todos mis ahorros, o incluso si todos los bancos quebrarán viniéndose abajo el sistema financiero y todos lo perderemos todo. Lo que si sé es que aquellos Euros que yo haya convertido en capital intelectual, no corren ningún riesgo, es más son una solida base para seguir generando riqueza.
Pero claro, ¿Donde debo poner esos Euros? ¿Cual es el capital intelectual que necesito? Púes cada caso es diferente por supuesto, e igual que una empresa hace su análisis DAFO y define cuales son sus estrategias, cada persona quizá habría de hacer lo mismo.
Mi opinión personal es que se deben invertir en varias áreas a la vez. Una la técnica o profesional de cada uno. Evidentemente no podemos quedarnos atrás en el sector en el cual nos movemos, en el caso de ENCAMINA es el de las tecnologías de la información, pero aquí hay profesionales de distintas áreas (Marketing, Finanzas, Recursos Humanos, etc.) así que cada uno ha de velar por la adecuación de sus conocimientos a la realidad del mercado y la situación de su especialidad.
Muchas veces me encuentro con quejas de amigos de mi empresa y de otras, en el sentido de que su empresa no se preocupa de formarles. Y yo me pregunto ¿y tu?¿tu te ocupas de formarte? porque a tu empresa, ENCAMINA u otra, le guían unas políticas formativas que no necesariamente tienen que ser las que a ti te convengan. Y cada uno hemos de asumir la responsabilidad de nuestra empleabilidad, independientemente de que nuestra empresa lo haga o no. Y por supuesto no digo que no se vaya a dar formación en ENCAMINA, y a la empresa le conviene que los empleados estén preparados adecuadamente, pero no olvidemos que al empleado es al que más le conviene.
Además de la imprescindible área técnica voy a nombrar tres aspectos no estrictamente técnicos, en los cuales creo que todos nos queda mucho por aprender y usar ese aprendizaje, recuerda que quien no siembra su saber, no sabe nada.
El primero es el de la inteligencia emocional, capacidad clave en cualquier puesto, pero que muy poca gente trabaja adecuadamente, y muchos incluso desconocen. Está demostrado que en función del puesto desempeñado, hasta el 90% del éxito profesional puede depender de la inteligencia emocional, en contra de la formación o la experiencia. Y cuanto mayor sea la responsabilidad en la empresa, mayor es la importancia de este factor. Así que parece imprescindible trabajar las habilidades personales y sociales relativas a la misma, entre las que se encuentran el autoconocimiento, la automotivación, el control emocional, la identificación de las emociones propias y ajenas, la empatía o la capacidad de comunicar, p.ej.
Otra área de conocimiento que no se enseña en ninguna escuela en el conocimiento financiero. Este tipo de conocimientos la mayoría de los mortales lo aprendemos por experimentación en los mercados en los que nos movemos, ya sea el del trabajo, el inmobiliario o el de la fruta de la plaza los sábados. Pero resulta que en estos tiempos de crisis económica se ha convertido en el principal factor de inquietud de mucha gente. Pero claro, todos pensábamos que los precios de la vivienda subirían y nunca bajarían y que le bonanza económica duraría para siempre, y esto nos ha hecho endeudarnos, personal y colectivamente, de modo que ahora vamos que tener que hacer frente dolorosamente a esas deudas. Creo que si la gente tuviera un mínimo de cultura financiera, económica y fiscal, y no preguntáramos cada mes, porque mi nómina tiene una retención así o asao, o porque si mi salario bruto anual es 120 no cobro 10 al mes, signo inequívoco de que no nos enteramos de nada de lo que tenga que ver con el dinero, seríamos mucho más felices. Ya sé que el dinero no da la felicidad, pero la ausencia de él la quita, de hecho no la ausencia del dinero, sino la ausencia del control sobre el dinero. Así que ganando control sobre el dinero, ganamos felicidad. Os invito a probar.
La última área que quiero tocar es la de las relaciones personales, la red de contactos, el networking o como lo queramos llamar. Mi idea es que si te rodeas de buenos amigos estos te ayudarán cuando lo necesites, y por supuesto si les ayudas a ellos se generará un compromiso de que te ayuden inquebrantable. Muchas veces hablo con gente que presume de tener solo dos o tres amigos pero «de verdad» no digo que eso sea malo, pero creo más en tener amigos hasta en el infierno, y esto no es vender el alma al diablo, es trabajar por el futuro, tejer una amplia y fuerte red social y profesional que nos permita acudir a ella a buscar trabajo, a hacer negocios, a prestar y pedir favores, etc. Y por supuesto esto también es un intangible que la crisis no nos va a quitar, por muy dura que sea. Y además no cuesta dinero, si, tiempo de dedicación si, pero ya se sabe, quien algo quiere algo le cuesta.