Sí, lo sé. Este año han pasado cosas únicas y muchas de ellas muy negativas. No las voy a repetir que todos las conocéis sobradamente. Por ello, me gustaría hablaros de todo aquello que hemos aprendido este año y que probablemente lo veremos desarrollado durante los próximos años.
Tampoco parece que fue un buen año, ¿verdad? El comienzo de la crisis financiera a nivel mundial, dejó en bancarrota a muchas empresas y mucha gente en el paro, incluso más de uno perdió su vivienda. Todo muy malas noticias.
Pues bien, ese mismo año, tal y como cuenta Thomas Friedman en su libro “Gracias por llegar tarde», Steve Jobs presentó el primer iPhone, Google creó Android, nacieron Facebook o Twitter, Airbnb empezó a operar, Amazon lanza Kindle… es decir, se dio luz a una buena parte de la tecnología que manejamos en nuestra día a día. Visto así, ¿a que ya no parece tan mal año?
En un porcentaje muy importante de los trabajadores, fue impuesto por los gobiernos y cuando se relajó la prohibición, continuó con la recomendación. Esta imposición, previo esfuerzo brutal de los equipos TICS de cada empresa, para lograr que sus empleados pudieran seguir trabajando, nos ha traído que un % muy importante no quiere volver a las oficinas, o por lo menos, no quieren volver los 5 días de la semana. Hemos ganado tiempo a costa de no realizar desplazamientos, comemos en casa, facilita la conciliación familiar… Las empresas también han logrado algunos beneficios, tal es así que algunas empresas han vendido ya sus oficinas o han dejado de pagar sus alquileres. Una clara muestra que nada volverá a ser igual.
Hasta marzo del 2020, la polarización de las grandes ciudades iba en aumento. Las grandes urbes de cada país (Madrid y Barcelona en nuestro caso), crecían por la atracción de empresas y por lo tanto, de los profesionales más cualificados. Con la irrupción del teletrabajo, no es necesario estar pagando alquileres desorbitados para trabajar en una empresa de Madrid… ¡o de Nueva York! Podemos empezar a plantearnos el vivir en un pueblecito colgado de alguna montaña o en alguna isla paradisiaca. Eso sí, con buena cobertura.
El comercio electrónico llevaba un crecimiento muy claro, pero este 2020 lo ha forzado aún más. Muchas tiendas que estaban dudando, no han tenido más remedio. El resultado (según las empresas de mensajería) es un aumento del 25% en entregas B2C. Otro resultado que yo he percibido, es el aumento de la calidad del servicio. Muchas empresas ya te están entregando en 24 horas, dando muchas facilidades para los cambios o devoluciones.
Vamos a salir de la crisis del Covid-19 en tiempo récord, gracias a la ciencia. Muchas de nuestras empresas han continuado sus servicios, gracias a la tecnología. Pero gran parte de esta ciencia o de esta tecnología, nos toca importarla. Ya era evidente que precisamos una inversión mayor, para mejorar nuestro tejido productivo y esta crisis lo ha puesto en manifiesto. Muchos gobiernos están hablando de aumentar sus inversiones, entre ellos el español que está hablando del 2% del PIB. Espero, que esta vez sí que sea verdad.
Mantener una reunión con un cliente, suponía agendar un hueco para acercarnos hasta sus oficinas (allá donde estuvieran). No sólo suponía un esfuerzo para el que viajaba, sino la recepción de la visita, también la hacía más larga. Este 2020 nos ha enseñado que podemos tener reuniones por videoconferencia, igual o más eficientes que las presenciales, puesto que podemos amoldar los tiempos, los materiales y los integrantes a las necesidades reales del cliente. Para ello, nuestra reputación digital se ha vuelto más importante que nunca.
Prever demandas de productos o servicios en determinadas fechas, es algo que ya obsesionaba a las empresas. También era muy común, que tuvieran planes de contingencia ante posibles imprevistos. En cambio, este año hemos vivido en un gran laboratorio mundial, donde hemos visto escasez de productos de forma puntual (papel higiénico, levadura o harina al principio, bicicletas y material para deporte individual más tarde…), o caída en las demandas (productos de restauración, billetes de avión…), que, de haberse planificado, podría haber supuesto grandes resultados en cualquier empresa. Por todo ello, la inversión en Big Data y en definitiva, en análisis de los datos que posee cada empresa, es otro de los que ha sido acelerado este 2020.
Además de todos los puntos comentados, cada uno habremos vivido situaciones que nos han hecho reflexionar. Situaciones que no dejan de ser oportunidades que nos han surgido en este 2020, y quién sabe si vamos a poder aprovecharlas en el 2021.
Por todo ello, dejemos de gastar nuestras energías en maldecir al 2020 por todo lo malo que ha ocurrido y empecemos a valorar, todo lo que nos ha enseñado.
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