Hace unos días que se cumplió un año de la pérdida de un joven talento de este mundo nuestro. Nosotros perdimos un excelente compañero y un prometedor profesional. Su familia y amigos perdieron un ser fantástico y entrañable.
Si nuestro compañero José Antonio Rosalén está viéndonos se alegrará de comprobar que el componente que programó hace unos años sigue ínterconectando bancos, o que la aplicación de TT está en producción gestionando la logística del Puerto, o que la pieza de integración entre los scanners y el HIS del hospital sigue sin fallar en muchas entidades, o que GAIA ya está en su versión 3…. Y de tantos otros proyectos en los que sumó y han permanecido.
Ni que decir tiene de que se alegrará de la buena marcha de su Real Madrid, sin duda el peor de sus defectos.
Y seguro que también se alegrará de que los compañeros que tuvo siguen su carrera, mejorando profesionalmente y haciendo que muchas cosas funcionen mejor cada día.
ENCAMINA, en la parte que me toca, nació empujado por el cambio vital que produjo en mi la pérdida de mi hermano, un joven magnífico como José Antonio, hace 13 años.
No creo que tenga sentido ni justificación humana o divina la muerte de un joven, pero si algo puede consolar a la familia y amigos, diría que es el saber cierto que su paso por este mundo nos hizo mejores personas y profesionales a los que tuvimos la suerte de compartir viajes, proyectos, charlas, chistes (bastante frikis en el caso de Rosalén), problemas o la vida misma con él. Y que mucho queda y permanecerá de él en nosotros.
Vaya nuestro homenaje y agradecimiento por las personas que ya no están con nosotros y que de alguna forma nos han ayudado a mejorar algo de este mundo que habitamos.
Gracias Rosalén. Gracias tete. Gracias…
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