Que mi madre, paupérrima anciana pensionista, termine de ver un debate televisivo de esos tan corrosivos y me pregunte a mí, al hijo que ha criado en la humildad, del que siempre se está lamentado de cuantas horas se pasa trabajando al día, al que le compra fruta del mercado porque siente que tiene que ayudar de alguna manera,… que me pregunte si yo «también robo»… ME DEJÓ MUERTO. EN SHOCK. MUY PREOCUPADO.
¿Tal es el punto al que hemos llegado? ¿Tan falta de esperanza y confianza está nuestra sociedad?
NO, MAMÁ, NI YO ROBO NI LO HACE LA GRANDÍSIMA MAYORÍA DE PERSONAS QUE CONOZCO, ya sean empresarios, trabajadores, políticos, sindicalistas, gobernantes o personas de cualquier responsabilidad.
«Mamá, detrás de cada euro que facturamos, en las empresas de las que soy socio, hay mucha preparación y mucho trabajo de gente que nos esforzamos un montón para lograrlo. De hecho, hay tanto talento y esfuerzo implicado, que realmente pienso que es injusta la recompensa.
La mejor contraprestación a que (lamentablemente) después de 14 años como empresario no me haya podido ni cambiar de mi vivienda de siempre (sueño al que no renuncio), es que duermo con la conciencia muy tranquila cada noche. No mamá, el beneficio empresarial es una exigencia implícita para la supervivencia de cualquier empresa, pero intentamos lograr ese beneficio inseparablemente de la construcción de valor, de la sostenibilidad, de la ética y de la responsabilidad. Igual no lo entiendes del todo, pero la gente que trabaja conmigo estamos orgullosos y tranquilos con lo que hacemos, y el mundo está lleno de gente que se lo curra como nosotros. No te desesperes mamá.»
Es verdad que el umbral de lo íntegro y honesto fluctúa entre países y culturas, pero creo que más del 99% de los españoles son honrados (hasta a los ojos de un nórdico).
Estamos en un punto crítico en el que lo que estamos viendo como escándalos de corrupción o lo tomemos como un ejemplo a seguir (aquí todo vale y yo me apunto al carro) o como un punto de inflexión (en el siglo XXI no es aceptable nunca más el choriceo en mi país).
Necesitamos líderes en todos los ámbitos de la vida que ejemplifiquen la apuesta decisiva por la integridad, la honradez, el esfuerzo, la generosidad, la ética. Necesitamos medios de comunicación que pongan en valor el lado positivo de nuestra naturaleza profesional y humana. Necesitamos educación y referencias, y no putrefactos ejemplos de la miseria humana, a cada minuto de TV, tweet o página del diario. Necesitamos colegios, universidades y escuelas de negocio que nos eduquen en valores que garanticen una sociedad del bienestar sostenible, generosa y permeable a su entorno. Necesitamos ciudadanos fuertes que exijan, prediquen y actúen en el día a día con esos valores.
Creo que hay esperanza. Hay mucho de bueno en lo que somos y lo que nos rodea. Hoy me levanto con ganas. Mañana también.
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