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El precio del no talento, o como arruinarse con unas patatas fritas

Hace poco tuve la experiencia de comer patatas a medio día y por la noche (mala cosa según los dietistas, pero muy «de toda la vida» según mi madre).

La cuestión es que en ambas ocasiones acudí a un bar/restaurante para «alimentarme».

En uno las patatas no estaban fritas, sino refritas, aceitosas, con mal aspecto y peor sabor.


En el otro, las patatas estaban asadas y luego caramelizadas. Estaban deliciosas, eran atractivas visualmente, más sanas y acompañaban al alimento principal del plato de forma armoniosa.

Patatas refritas o paratas asadas caramelizadas tienen prácticamente el mismo coste de materia prima y escasa diferencia en el de producción, pero muy diferente valor y por tanto precio final (una relación de hasta un 1:3 probablemente).

Esa es la diferencia entre cómo prepara las patatas un cocinero que no es cocinero, de uno que sí lo es (= Talento).

Por un lado, tenemos un problema estructural en nuestro país donde, en mi opinión, la capa alta del talento (científicos, ingenieros, licenciados) está suficientemente dotada y probablemente sin capacidad adecuada de absorción y aprovechamiento hoy, pero tenemos una capa media general de profesionales escasa, de tal manera que una industria clave como es el turismo puede llegar a ser, por ejemplo, maltratada con unas patatas refritas.

Por otro lado, ya no sé si es estructural o dependiente de nuestro actual ciclo económico (espero que lo segundo), pero el lowcost (digámoslo claro: lo BARATO) está presente en la toma de decisiones no solo de los consumidores domésticos, sino también de los directivos.

Y dado que lo que impera es lo barato, SÍ, como reza la imagen de abajo, siempre hay alguien que puede hacerlo más barato.

Desde ENCAMINA tenemos una estrategia de especialización y liderazgo de nicho, que nos permite contar con los mejores profesionales de una determinado ámbito tecnológico (mundo SharePoint everyware: social Enterprise, BigData, Azure, Office 365,…) , desarrollar metodologías y frameworks para ser más productivos y fiables en esas tecnologías, estrechar nuestra formación y mejora sobre esas tecnologías para mejorar nuestra calidad en ese ámbito, focalizar nuestros esfuerzos de innovación sobre ese mismo foco para aportar más valor y diferenciación a nuestros clientes, etc.

En fin, toda una estrategia alrededor de maximizar valor para nuestros clientes, dentro de nuestro foco de especialización, que aglutinamos en lo que llamamos Talento. Pero esa es nuestra visión y estrategia, no hay que entender que la comparte todo el mundo, ni están obligados a ello, claro.

Nos encontramos muchos casos en el mercado que lo barato sigue siendo una prioridad, y que siempre hay un directivo que dice que si las especificaciones están claras cualquier proveedor que se comprometa a seguirlas va a suponer el mismo resultado (y si el proveedor es grande, más garantías para ello).


Lamentablemente luego nos encontramos algunas empresas que han aborrecido determinadas herramientas y soluciones, y han quedado ya estériles para poder desarrollarlas allí dentro.

No puedo decir que desde ENCAMINA nunca hayamos hecho una patatas fritas más que corrientes (y hasta llenas de colesterol), pero tenemos la capacidad, el talento y la pasión por cocinar patatas caramelizadas a la naranja, o cualquier otra receta innovadora, que genere gran satisfacción en nuestros clientes y orgullo en nosotros mismos.

Por suerte, hay muchos clientes que saben que comer sano y bien implica no pararse a comer en el menú de carretera más barato, tan solo por ahorrarse un 10%. Hay mucha buena oferta de proveedores especialistas y buenos, como lo pretendemos ser en ENCAMINA, y una gran mayoría de clientes saben apreciarlo y diferenciarlos.

Yo me alegro (bueno, hay una parte de mí que sí se alegra solo un poquito) cuando un cliente elije a otro proveedor porque su solución era mejor, más innovadora o de más calidad que la nuestra. Cuando el factor decisivo ha sido el precio, no me alegro nada porque creo que el nivel del colesterol aumenta en nuestra sistema empresarial y económico con ese tipo de decisiones.

 

Esa es mi opinión tras comer muchas patatas el mismo día, pero ¿cuál es la tuya?

 

 

 

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Publicado por
Hugo de Juan

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