Cuando los valores corporativos no son una cuestión cosmética (como es en el caso de ENCAMINA), creo que no se trata de venerarlos y no cuestionárselos jamás.
Claro es que tampoco podemos estarnos reformulando la cultura corporativa cada año, porque de todas las dimensiones a manejar en la empresa, esta seguramente es la más tozuda. Sencillamente porque la cultura trasciende al día a día, a los PowerPoint, a los planes estratégicos, a casi todo…
Sin embargo, hoy mismo alguien a quien vale la pena escuchar y tener muy en cuenta ha puesto en cuestión nuestros valores: si están todos los que son y son todos los que están.
Nota: este post responde, y es parte, a un debate interno de ENCAMINA. Bienvenido al lío, si te interesa.
Es la responsabilidad profunda que nos vincula a nuestros clientes, a nuestros proyectos, a nuestros compañeros y a ENCAMINA
Trabajamos coordinadamente por intereses comunes en un ambiente de colaboración. Implica respeto mutuo, solidaridad, lealtad, amistad, generosidad, compartiendo los frutos del trabajo colectivo.
Es la capacidad de adaptarse con facilidad a las nuevas circunstancias o necesidades, reconduciendo las acciones oportunamente para lograr una mejor relación y entendimiento.
Realizar el trabajo con vitalidad, alegría y ánimo, de forma que además nos satisfaga y nos divierta. Es enfocar los retos siempre desde el lado positivo.
Es la cualidad personal de anticiparse a los demás en hacer, decir o proponer algo. Es ser pro-activos, prever el futuro, proponer mejoras y encontrar soluciones.
Es la forma innovadora, creativa, llena de aire fresco y una buena dosis de diseño y experiencia de usuario a la hora de abordar nuestros retos
¿Cómo es posible que no aparezca el valor «Excelencia» en una empresa que pretende incuestionablemente ser líder en lo suyo?
Decía más: ¿podemos pretender ser la mejor clínica del mundo y que alguno de nuestros médicos deje morir a uno de sus pacientes por algún problema de competencia?
Para ser honestos, la exigencia de excelencia (como valor perenne) siempre ha sido una tentación a introducir en nuestro discurso, pero habíamos renunciado conscientemente a ella. ¿Por qué?
Porque como empresa de servicios sujeta a un mercado (indudablemente) bajista en cuanto a la valoración de la ingeniería software y la consultoría tecnológica, nos hemos encontrado muchas veces que el cliente no está dispuesto a pagar por la excelencia explícita (aunque diga que sí)… a la vez que nuestra gente si les apretábamos más sobre este valor montaría la Capilla Sixtina a poco que alguien nos pidiera una caseta de labranza con ciertas pretensiones.
>>
Hemos vivido como la pasión de nuestra gente ha tropezado una y otra vez con propuestas brillantes para las que no había presupuesto, con soluciones más completas que sobrepasaban lo contratado y para las que no había una gestión de cambios justificable, con la obsesión de hacerlo con la mejor y última tecnología y entender que el sobre coste sería una inversión en formación que ya recuperaríamos. En definitiva, el peligro de una excelencia que se aplicaba haciendo tabla rasa y generando mayor valor y mayor coste donde el cliente no esta dispuesto o no necesitaba pagar… y acabar generando pérdidas donde debería haber saludable beneficio.
Entendíamos (quizás erróneamente) que la frescura, la pasión por lo que hacemos y el compromiso con el cliente debían dar una formula equilibrada entre brillantez a la vez que la adecuación a lo presupuestado en nuestro día a día, sin tener que apelar a excelencia como valor explícito.
Aun así, cuando este directivo hablaba de excelencia como valor corporativo, no se refería a hacer mejor algo que el cliente no necesitaba que fuera tan bueno, sino a la concienciación absoluta de que debemos ser los mejores, aplicando las mejores prácticas, herramientas y procesos (muchos de los cuales ya tenemos) en nuestro día a día, incluso para hacer casetas de labranza. Se trata de ser absolutamente competentes en cada reto que afrontamos. Y que no auto-exigirse esto en cada uno de los miembros del equipo sería pecado capital.
Este sitio web utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de usuario. Si continuas navegando, estás dando tu consentimiento para aceptar las cookies y también nuestra política de cookies (esperemos que no te empaches con tanta cookie 😊)