Categorías: crisis estrategia reflexiones

Cuando sopla viento, hay que aventar

Decía Daniel, un hombre que yo consideraba sabio de la vida, a la vez que empresario muy experimentado: «cuando sopla viento, hay que aventar» (una versión reducida del refranero castellano «Cuando el aire sopla de buen lado, aventar ligero y aprovecharlo«).
Y nos lo decía cada vez que le comentábamos que teníamos mucho lío o mucho trabajo puntualmente o teníamos que cancelar algo personal por el trabajo. Su explicación era sencilla: nunca puedes tener la certeza de cuando volverá a soplar el viento (trabajo en abundancia), así que es ahora cuando hay que aprovecharlo y no dejarlo pasar.

Este buen consejo, que aceptaba y en el que sigo creyendo, tiene más sentido que nunca en el momento actual cuando las ráfagas de aire son muy poco frecuentes e incluso lo habitual es la calma enfermiza.

Sin embargo, tampoco es trivial el peligro de que el viento sople intensamente durante un tiempo, ya esto puede acabar en lo que solemos llamar «morir de éxito» en muchos casos…

Mucho trabajo puntual se puede tratar de resolver con la contratación de nuevo talento, pero esa inyección suele llegar a destiempo y fuera de juego (como el reserva que salta frio del banquillo al partido), con el peligro posterior de tener una sobredimensión cuando vuelva la calma.
También se puede tratar de resolver pidiendo un esfuerzo extra al equipo, pero si ese esfuerzo se extiende demasiado en el tiempo puede romper a las personas y al propio equipo. En cualquier caso, además, la calidad de servicio general acaba degradándose.
La fórmula de la subcontratación de recursos freelance o a empresas similares puede ser una solución intermedia, pero tanto el aterrizaje de los nuevos, como las diferencias culturales y metodológicas, así como la desconfianza, siempre lo van a poner muy difícil. Otra de las maniobras que las grandes empresas de consultoría y servicios utilizan (o no tienen más remedio que utilizar), es sistematizar un 5%  a 7% de sobredimensión (gente desasignada o en playa) para poder estar dotados de flexibilidad y capacidad de reacción (y presión al equipo comercial), pero en momentos donde el margen está estrechándose, se necesita mucho pulmón y dimensión para poder compensar esta estrategia.

Desde ENCAMINA/ENTRESISTEMAS queremos aprovechar los golpes de viento para crecer en equipo y en talento, pero sin duda esa es una estrategia de riesgo porque a la vez es necesario asegurar que la carga de trabajo futura será como mínimo equivalente al máximo actual; y obviamente cuando las previsiones económicas anuncian todavía contracción o crecimiento casi nulo a futuro, hay que saber gestionar el riesgo y dar con una estrategia muy afinada.

Conclusión

Visto así, los negocios basados en proyectos (ventas puntuales), con poca recurrencia (el proyecto se acaba y hay que ir a por el siguiente), con un margen en estrechamiento (por la coyuntura del mercado) y de bajo volumen (que no incluye una escala global), son complicadillos ¿no?

 

En el momento álgido del huracán poco se puede hacer para solventar estas situaciones con brillantez. Hay que aventar a tope con todos los medios posibles y punto, pero uno debe exigirse estar lo mejor preparado posible para la próxima vez que vuelva a soplar fuerte el viento, incluso tanto como para afrontar las calmas, mucho más peligrosas y dañinas…. y en eso estamos todos ¿no?… ¿Se te ocurre a ti cómo?

 

 

Compartir
Publicado por
Hugo de Juan

Este sitio web utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de usuario. Si continuas navegando, estás dando tu consentimiento para aceptar las cookies y también nuestra política de cookies (esperemos que no te empaches con tanta cookie 😊)